Tolkien
empezó traduciendo poemas. Así fue como surgió la idea inicial de la
Tierra Media que terminaría en el Señor de los Anillos. Siguiendo los
pasos del gran maestro, aquí dejo mi propia traducción al español del
hermoso poema Aretusa,
de la poetisa inglesa Percy Bysshe Shelley. El poema cuenta la historia
de una ninfa que baja a las profundidades de la tierra, causa de los
diferentes fenómenos naturales y las cavernas en la tierra. ¿Quizá las cavernas del Underdark de Onira se crearon de forma similar? ¿Han pensado como surgieron las características del paisaje o los fenómenos naturales en sus mundos? Quizá la respuesta esté en algún poema.
Aretusa se levantó
de su nevado sillón
en los Acroceraunios montes,
desde nubes y riscos,
y muchos picos,
llevando sus bellas fuentes.
Bajó brincando los riscos,
con arcoiris en sus rizos
corriendo entre las corrientes;
sus pasos alfombraban de verde
la quebrada descendente
hasta el brillante occidente;
y volando y saltando
siguió, siempre cantando,
suave como un sueño susurraba;
la Tierra amarla parecía,
y el Cielo desde arriba sonreía,
mientras hacia la profundidad vagaba.
II
Entonces Alfeo osado,
en su glaciar helado,
con su tridente los montes golpeó;
y abrió un abismo
en las rocas; con el sismo
todo Erimanto tembió.
Y el viento negro austral
con su paso hizo destapar
las urnas de sigilosas nieves,
y terremotos y chispazos
rasgaron en pedazos
los bancos de los manantiales.
Y la barba y el cabello
del dios de los ríos, con resuello
corrieron por el riachuelo,
siguiendo la luz
de la ninfa en vuelo veloz
a los umbrales del dorio subsuelo.
III
“¡Oh, sálvame! ¡Oh, guíame!
¡Y, profundidad, ocúltame,
pues por los cabellos me asieron!“
El fuerte Océano escuchó
y a sus profundidades ordenó,
y ante su súplica se dividieron;
Y como un rayo de sol
la Tierra a su blanca hija miró
huir bajo el agua inclemente;
tras ella, oleadas
descendían aisladas
del salino dorio torrente;
como mancha lúgubre
en el cauce esmeralda,
Alfeo detrás presuroso
como águila en persecución
de una paloma a su perdición
por arroyos de viento nebuloso.
IV
Bajo las recámaras
donde las deidades oceánicas
se sientan en sus tronos perlados;
por los bosques de corales
del maremágnum de oleajes,
sobre montículos de piedra despreciados;
por las luces ligeras
que entre las riveras
tejen coloridas redes
y bajo las cavernas,
donde las olas oscuras
son verdes cual bosque por las noches;
Más veloces que el tiburón,
y el pez espadón,
bajo la espuma del mar,
y subiendo por las fosas
de las montañas acantiladas
encontraron su dorio final.
V
Y ahora cumplen su acuosa faena
en las montañas de Enna
bajando un valle de placeres matinales,
como amigos tras una separación
se hicieron un solo corazón,
trabajando desde sus manantiales.
Saltan en las alboradas
desde sus cunas escarpadas
en la cueva del socavón;
al mediodía siguen la rivera
por la baja arboleda
y los prados de gamón;
y duermen en la oscuridad
en la rocosa profundidad
de Ortigia bajo el mar;
como yacen los espíritus
en los cielos índigos
cuando aman pero viven nunca más.
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