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Un nuevo moribundo o lo que nos enseñó la película del hombre contra el oso


Hace tiempo había estado dándole vueltas al asunto del personaje muerto. En un juego de rol, nada peor le puede pasar a un jugador que su personaje muera, pues inmediatamente ese jugador queda fuera del juego. Las cosas empeoran cuando el personaje no tiene siquiera que estirar la pata, sino solo estar en una condición cercana a la muerte. Esta es la condición conocida como moribundo.

En un juego de rol ideal esto no debería ocurrir, un jugador no debería salir del juego tan fácilmente. Y digo fácilmente porque en casi todo combate que valga la pena para la historia de la campaña, uno o más personajes terminarán por el suelo, quizás no muertos propiamente, pero sí moribundos. Allí está el meollo del asunto.

Una película que vi recientemente me abrió los ojos sobre este tema. Trata de un hombre que al inicio de la película queda moribundo tras el ataque de un oso pardo. En cualquier juego esto significaría el fin del personaje, pero no en esta película, es más bien el comienzo. De esto es que debemos aprender, pues cuando un personaje quede moribundo, no debemos darlo por muerto, sino dejar que su jugador siga jugando. Las reglas no deberían impedir que siga en el juego, pero sí limitar las acciones que puede tomar, de esta forma el personaje y jugador siguen en el juego, y el desafío es ahora sobrevivir.

¿Qué acciones puede tomar un personaje moribundo?

Usando las reglas convencionales, ninguna. Pero si hemos de forjar un nuevo moribundo, podemos otorgarle facultades limitadas que puedan habilitar al jugador a hacer algo en vez de tener un turno muerto. Un personaje moribundo (estable o no) puede a su propio tiempo:
  • arrastrarse.
  • esconderse.
  • medio hablar (no lo suficiente para hacer tiradas de diplomacia, pero sí para decir una palabra o dos).
  • tomar agua y comer (no solo puede sino que debe, si desea sobrevivir).
  • usar las manos, usar objetos (incluido entre esto hacer fuego con las páginas de una biblia, escribir, recoger el tesoro, sacar algo del bolso, usar una varita, tomarse una poción, incluso acciones ofensivas como disparar un arma de fuego, una ballesta o una varita mágica; a decisión del GM sin embargo, dichas acciones pueden dejarlo inconsciente).
  • ver, escuchar, oler, usar sus sentidos.
  • tener visiones o recuerdos, tener escenas retrospectivas que ayuden a desarrollar el personaje.
  • estabilizarse a sí mismo con las herramientas adecuadas.
  • intentar caminar o hacer otra cosa que solo los 100% vivos pueden hacer y fracasar miserablemente.
Un personaje moribundo puede realizar solo una de estas acciones por turno. Normalmente podría sacar una poción de su bolso y tomársela en el mismo turno, o moverse y usar un objeto, pero el personaje está incapacitado y por ende tiene una limitación de tiempo, todo lo hace más lentamente de lo normal. Encima de esto, a decisión del GM, puede tener una penalidad en algunas o todas sus tiradas (por ejemplo un -4 en Pathfinder o una desventaja en D&D).

¿La película? Ah, sí. se llama Man in the Wilderness, por supuesto. ¿No esperaban que estuviera hablando de The Revenant o sí?

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