El
reino de los centauros es posiblemente el sitio más extraño de Onira,
lo que es mucho decir, y sus colinas de chocolate son un fino y
delicioso ejemplo de ello.
Esta
formación mágica cubre un área de 50 kilómetros cuadrados y consta de
aproximadamente 2,000 colinas cónicas y perfectamente simétricas.
Durante la primavera, las colinas se recubren de césped de menta y en
invierno, se recubren de chocolate blanco. Tres aldeas centáureas se
encuentran dentro del área de las colinas: Leonidas, Godiva y Gillian.
Todo
el chocolate y la menta de Onira proviene de Centauria, lo que hacen de
estas colinas, junto con la exportación de queso, uno de los
principales sustentos económicos del reino.
Existen
cuatro leyendas diferentes sobre la formación de las colinas de
chocolate. La primera cuenta la historia de dos gigantes que tuvieron
una pelea de comida, tirándose enormes pedazos de chocolate el uno al
otro. La pelea duró por días, al punto que ambos gigantes quedaron tan
exhaustos de luchar que olvidaron por qué estaban peleando y se hicieron
amigos. Pero cuando se fueron de allí olvidaron recoger el desastre que
habían hecho durante la pelea, y así nacieron las colinas de chocolate.
Otra
leyenda cuenta la historia de un gigante llamado Arogo, quien era
extremadamente poderoso y bien parecido. Arogo se enamoró de Aloya, una
simple mortal destinada a morir primero que el gigante. La muerte de
Aloya le causó mucha angustia y dolor a Arogo y en su tristeza no podía
dejar de llorar. Cuando sus lágrimas se secaron, quedaron formadas las
colinas de chocolate.
La tercera leyenda cuenta sobre una aldea atacada por un catoblepas,
que se comía todas sus cosechas. Un grupo de aventureros que visitaba
la aldea tuvo la idea de juntar toda la comida podrida y ponerla en los
cultivos para engañar a la bestia. Justo como lo planearon, el
catoblepas se comió toda la comida mala y dejó su excremento tirado por
todo el lugar para vaciar su estómago. Se deshicieron de la amenaza pues
el catoblepas jamás volvió, pero su dulce excremento se secó y quedó
allí formando las colinas de chocolate.
La
última leyenda es sobre un gigante muy glotón llamado Mikali que se
comía todo lo que encontraba a su paso. Un día llegó a una planicie y
vio a una hermosa mujer llamada Drianna. Para ganar su afecto, decidió
intentar bajar de peso, entonces empezó a evacuar todo lo que había
comido. Al final, sus heces mágicas con sabor a chocolate cubrieron la
tierra y ganó el corazón de Drianna.
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