Suena un estruendo, caen al suelo copos de nieve provenientes de las hojas de los pinos y arbustos que cercan el camino. Un rugido fuerte, estrepitoso y constante se precipita hacia los viajeros. Como una avalancha, un gigantesco dragón blanco aterriza en frente rugiendo con furia inclemente, su aliento formando nubes blancas de vapor en el paisaje.
En Onira, elementos clásicos de la fantasía como dragones, espadas mágicas, princesas y profecías se entremezclan de maneras atípicas. Recuerden la regla de oro de Onira: nada es lo que parece. Como muestra: La Profecía Oscura, un breve relato parte de la colección Sueños, zombis y demonios.
El dragón acerca su enorme y reptiliano ojo al rostro de Elan pausando para parpadear frente a él. Es claro que no tiene ánimos de conversar. Elan puede verse reflejado en el cristalino vacío del orbe de la bestia y contemplar su propia mirada, quizá por última vez. Ya sea que los vaya a engullir y digerirlos allí mismo en medio de la tundra oniriense, o que con su aliento gélido los guarde en su helada alacena por años, algo es seguro: la dracónica bestia va a matarlos a todos.
Basado en las primeras sesiones de una campaña de Pathfinder que tomó lugar en el mundo de Onira, este relato cuenta cómo inició el misterio más temido sobre la tierra: una profecía descubierta por dragones que los humanos quieren esconder en la oscuridad.
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