Nunca se me olvidará una vez que estaba jugando un MMORPG, feliz de la vida tirando misiles mágicos a diestra y a siniestra, cuando de repente un extraño que iba pasando decidió detenerse y decirme que yo estaba equivocado. Aparentemente, no estaba jugando el juego correctamente, me explicó que debí haber escogido el relámpago en lugar del misil. No fue muy cortés al respecto tampoco. Talvez era un Timmy o un Spike; yo soy un Johnny. De manera similar, algunos tendemos a veces a pensar que hay una manera “correcta” de vivir, y que algunos lo hacen de manera incorrecta.
Hay ciertas palabras, como diversión, felicidad, amor, que definen estados mentales cuya expresión, circunstancias, causas, manifestación, contexto, elementos específicos no son parte de la definición y ciertamente, varían con cada persona con tanta magnitud que es imposible definir una manera específica de propiciarlos. Hay cosas para las que no hay una receta universal.
Lo cierto es que todos somos distintos. Todos tenemos una manera diferente de funcionar, y una manera distinta de expresarlo. La dicotomía del nature y el demeanor es lo que hace que métodos opuestos consigan el mismo resultado en diferentes personas. También es lo que hace que una persona aparentemente feliz en realidad esté triste, y viceversa.
El único error es juzgar, asumir, generalizar, saltar a conclusiones, tener certeza, en lugar de tener curiosidad y aprender de la manera en la que otros se divierten en el juego de la vida.
Así que la próxima vez que piensen que alguien no es feliz porque no está haciendo las cosas a su modo (o viceversa), piensen de nuevo.
Así que la próxima vez que piensen que alguien no es feliz porque no está haciendo las cosas a su modo (o viceversa), piensen de nuevo.
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