(warning: no leer contenido extremadamente subjetivo.)
Por desgracia, una de las varas con las que se mide la masculinidad en la sociedad costarricense es el nivel de irrespeto que se tiene hacia las mujeres, siendo las demás la afición por el fútbol, la birra y la falofilia, entre otras.
Además de eso, es una de las cosas que más me molesta observar, leer, presenciar y experimentar. Esta coincidencia crea mi conflicto con la sociedad en sí, porque al parecer no hay que ser ni machista ni siquiera hombre para faltarle el respeto a una mujer y salirse socialmente con la suya. Esa "falta de irrespeto"--si se le quiere llamar así a la manifestación de acatamiento que se hace por cortesía, supuesta inherente en toda sociedad funcional--es la que me hace (entre otras cosas, pero casi todas menos importantes) un antropófobo y un antisocial.
Hay incluso mujeres que piden ser irrespetadas mostrándole a medio mundo su cuerpo (quasi)desnudo. A esas mujeres no les van a faltar hombres ni pretendientes, ni "amigos", ni admiradores secretos; pero tampoco irrespeto y malas intenciones. Hay quienes alegan que pueden hacer lo que les da la gana con su cuerpo y mostrar cuanto quieran y eso no le da derecho a nadie a faltarles el respeto. En esta sociedad ese pensamiento es más que utópico.
Para encajar, al menos en esta sociedad de Costa Rica, debería desprenderme de mi juicio moral y eso supondría dañarme a mi mismo. Lo sé porque ya lo he intentado solo para poder encajar.
Solo a mi me parece que la mujer, como el hombre, debe ser respetada. Parece que las mujeres les gusta el irrespeto y a los hombres irrespetar y no se dañan en el proceso. Yo, en mi naturaleza aberrativa, sí me son ambas acciones perjudiciales y por lo tanto exijo respeto e intento proporcionarlo en la mayor medida.
Es demasiado pedir.
Por desgracia, una de las varas con las que se mide la masculinidad en la sociedad costarricense es el nivel de irrespeto que se tiene hacia las mujeres, siendo las demás la afición por el fútbol, la birra y la falofilia, entre otras.
Además de eso, es una de las cosas que más me molesta observar, leer, presenciar y experimentar. Esta coincidencia crea mi conflicto con la sociedad en sí, porque al parecer no hay que ser ni machista ni siquiera hombre para faltarle el respeto a una mujer y salirse socialmente con la suya. Esa "falta de irrespeto"--si se le quiere llamar así a la manifestación de acatamiento que se hace por cortesía, supuesta inherente en toda sociedad funcional--es la que me hace (entre otras cosas, pero casi todas menos importantes) un antropófobo y un antisocial.
Hay incluso mujeres que piden ser irrespetadas mostrándole a medio mundo su cuerpo (quasi)desnudo. A esas mujeres no les van a faltar hombres ni pretendientes, ni "amigos", ni admiradores secretos; pero tampoco irrespeto y malas intenciones. Hay quienes alegan que pueden hacer lo que les da la gana con su cuerpo y mostrar cuanto quieran y eso no le da derecho a nadie a faltarles el respeto. En esta sociedad ese pensamiento es más que utópico.
Para encajar, al menos en esta sociedad de Costa Rica, debería desprenderme de mi juicio moral y eso supondría dañarme a mi mismo. Lo sé porque ya lo he intentado solo para poder encajar.
Solo a mi me parece que la mujer, como el hombre, debe ser respetada. Parece que las mujeres les gusta el irrespeto y a los hombres irrespetar y no se dañan en el proceso. Yo, en mi naturaleza aberrativa, sí me son ambas acciones perjudiciales y por lo tanto exijo respeto e intento proporcionarlo en la mayor medida.
Es demasiado pedir.
Comentarios
Sin embargo, la sociedad es un poco prohibitiva y enclaustrada en su forma de ser actual.
Yo no exijo respeto, yo sólo doy respeto, puesto que no puedo esperar otra cosa. A veces sí creo que es demasiado pedir...